martes, 18 de mayo de 2010

Con razón

Está sujeto el Sujeto. Es objeto el Sujeto. Es tácita la maniobra. Es directa la secuencia. Es indirecta la manipulación. Es taxativa la conclusión.

Se repite una vez más para que no queden dudas del circulo vicioso en el cual se desarrolla el sistema: los medios de comunicación masiva, aquellos que en la actualidad se entronan como un poder concentrado, en los que se manipulan desde su interior la friolera arquetípica de la realidad, tienen una preponderancia vital en la conformación del Sujeto posmoderno con el cual convivimos hoy en día.

El que tenga alguna duda, que hable ahora o calle para siempre. La sentencia es firme y el juez que es parte de este asunto, paradójicamente, está involucrado dentro de la maraña de intereses particulares a solventar.

El auge del neoliberalismo que explotó hace algunos años en la mayor parte del mundo va encontrando, a medida que pasa el tiempo, nuevos horizontes en donde desarrollar su hambre de gloria. Y los medios emprenden con este esquema, una vil encerrona donde el Sujeto se encuentra consigo mismo.

Repito para no caer en facilismos. El Sujeto no es pasivo ante la comunicación que le brindan. Muestra una coraza corpórea que le permite tamizar en sentidos diversos lo que le llega desde los medios de comunicación. Ya quedó lejos en el tiempo la tan mentada aguja hipodérmica.

Breve discurso apocalíptico al respecto:

Sus ideólogos expresaban que los procesos irracionales en una eminente sociedad de masas, marcadas por el aislamiento y la enajenación; sumada al desarrollo espectacular de los medios de comunicación, hacen que la teoría dé sus frutos en este contexto. Se supone que la manipulación es posible, pues un mensaje se vehiculizará por los medios y mediante un estimulo concreto, se inyectará ese placebo mensajero, dando en el blanco justo.

Regla matemática: entre el emisor y el receptor; entre el estímulo y la respuesta, no hay ninguna intermediación que impida conseguir los objetivos. “Hay una relación directa de causa-efecto de forma mecánica. Es posible, porque frente a un poder enorme de medios de comunicación de masas, no hay ningún elemento de resistencia” .

Error. El Sujeto es activo. Pero la manipulación sobre la realidad en la cual circunda, se hace carne mientras él debe mostrarse fortalecido para no dejarse manipular por esos discursos con los cuales se cruza todo el tiempo. No hacerse carne de cañón para los medios.

El problema es que el capitalismo feroz mostró las fauces y en él, la palabra es santificada cuando surge del pedestal mediático. En la sociedad red informacional de Manuel Castells, los centros de comunicación son la base elemental y el papel de las corporaciones informativas es cada vez más evidente.

“Ante semejantes discursos, las distinciones entre imagen y realidad, entre experiencia de primera y de segunda mano complican la situación de la comunicación. El desvanecimiento de las verdades y la autenticidad de la experiencia, corre el riesgo de desconocer la parte de construcción simbólica que hay tanto en la verdad como en la experiencia” , sostienen John Durhanm y Eric Rothenbulher.

Por eso la necesidad de una desconfianza permanente en pos de dilucidar de la mejor manera posible el semblante de los discursos que se abarrotan en la sociedad.

Pero el neoliberalismo hace de las suyas. No es el liberalismo que la ilustración promovió. La neoverdad; mejor dicho, la novedad, está en su interior.

A grandes rasgos, es una manera de organizar la vida en el mundo a partir de la concepción de un capitalismo radical que absolutiza el mercado y lo convierte en el medio, el método y el fin de todo comportamiento humano inteligente y racional. Sí, se meten con la razón. Son los hijos de puta neoliberales.

El mercado absoluto exige una libertad total. Es decir, que no haya restricciones financieras, laborales, tecnológicas o administrativas. Vive a puro ajuste y apertura de las fronteras.

Voy aclarando. Con esta idea empiezo a desistir sobre los argumentos de mi teoría que llevaron a la exacerbación actual. Porque hoy el crecimiento cuantitativo es el magma sideral y no la plenitud de los hombres y mujeres que viven en él. La razón de ser es la economía. Y su razón de vivir es el crecimiento por el crecimiento mismo. ¿Para qué la plenitud del Sujeto?

Es que restringen la intervención del Estado hasta despojarlo de la responsabilidad de garantizar los bienes mínimos que se merece todo ciudadano como persona. Se eliminan todos los programas generales de creación de oportunidades y los sustituyen por apoyos ocasionales a grupos focalizados.

Actualmente, el neoliberalismo al oponerse a la intervención redistributiva del Estado, perpetúa la desigualdad socioeconómica tradicional y la acrecienta. Este sistema introduce el criterio de que solamente el mercado posee la virtud de asignar eficientemente los recursos y fijar a los diversos actores sociales los niveles de ingresos. Se abandonan así los esfuerzos por alcanzar la justicia social mediante una estructura progresiva de impuestos y una asignación del gasto público que privilegie a los más desfavorecidos; y se dejan de lado intentos por la democratización de la propiedad accionaria o la reforma agraria integral.

Parece que me hubieran dado una dosis doble de populismo. Ya volveré sobre este asunto para analizar que no es tan así.

Sí, puede sonar paradójico, pero realmente me aborrece la idea: el neo, no me convence en lo más mínimo. El liberalismo perdió su magia que tenía al nacer.

Items y más ítems para agarrarse la cabeza.

1) Concepción del ser humano como valioso únicamente por su capacidad de generar ingresos y tener éxito en los mercados.

2) Incentivar la carrera por poseer y consumir.

3) Exacerbar el individualismo y la competencia llevando al olvido el sentido de comunidad, y produciendo la destrucción de la integridad humana y ecológica.

4) Expresar política de ajuste y apertura.

5) Restringir la intervención del Estado hasta despojarlo de la posibilidad de garantizar los bienes comunes mínimos que se merece todo ciudadano por ser persona.

6) Eliminar los programas generales de creación de oportunidades para todos y sustituirlos por apoyos ocasionales a grupos focalizados.

7) Privatizar empresas bajo la premisa de que la administración privada es mejor que la pública.

8) Abrir las fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y dejar sin suficiente protección a los pequeños productores.

9) Eliminar obstáculos que podrían imponer las legislaciones que protegen a los obreros.

10) Liberar de impuestos y de obligaciones a grupos poderosos.

10 mandamientos de un sistema que el Sujeto posmoderno está dispuesto a solventar pero indispuesto a reclamar.

Los medios de comunicación facilitan que se lleven a cabo aún en contra de lo que puede ocasionar en cada uno. Son las manivelas de un shock tendiente a menoscabar al Sujeto.

En palabras de Naomi Klein:

“Está equivocada la historia oficial al afirmar que el triunfo del capitalismo nace de la libertad y que el libre mercado desregulado va de la mano de la democracia. En lugar de eso, el neoliberalismo ha surgido en un brutal parto cuyas comadronas han sido la violencia y la coerción, infligidas en el cuerpo político colectivo así como en innumerables cuerpos individuales. La historia del libre mercado contemporáneo y el auge del corporativismo ha sido escrito con letras de shock” .

Es simple lo que propone. El nuevo modelo económico tan extendido entre libertades y privatizaciones, tiene una raigambre en las sacudidas espasmódicas y certeras a la psicología del Sujeto. Tiene en su raíz una fortaleza de puros choques eléctricos que intentan debilitar la armonía de la sociedad. Y si mientras en un momento pretende dejar todo librado al sometimiento del status quo, del que los medios son parte esencial, es porque primero debió implantarse de aquella manera, en las venas de la cultura.

Las dictaduras son la piedra basal de una estructura que, entiende, debe imponer la fuerza, a fuerza de una razón aparente. Pues el neoliberalismo debió realizar un cambio tan drástico en las ideas que se venían implementando (Estado de bienestar de por medio), que la única manera que encontró para sobreponerse es con la violencia reglamentada. Había una razón de ser. Hay una razón que sostener y el nido se construyó para ese pichón a golpes estruendosos, en los que la tortura era palabra corriente en las bocas de quienes utilizaban picanas en sus manos, y no desapareció de las mentes que lo padecieron, nunca más.

Vuelvo a Klein para ejemplificar, en este caso con la evidencia de Latinoamérica de esta terapia sofisticada y rudimentaria al mismo tiempo.

“Tres formas de shock convergen en los cuerpos de los ciudadanos latinoamericanos y en el cuerpo político de la zona, desatando un huracán sin fin de destrucción y reconstrucción mutuamente reforzadas. Eliminación y creación en un ciclo monstruoso. El choque del golpe militar preparó el terreno de la terapia de shock económica. El shock de las cámaras de tortura y el terror que causaban en el pueblo impedían cualquier oposición frente a la introducción de medidas económicas. Una victoria global” .

Me podrán criticar que la modernidad y el auge de la Razón como conformadora de un estilo de vida se llevaron a cabo de forma similar. Podrán decir, a la larga, que el choque se produjo en la relación con culturas que no anteponían a la razón como curso elemental para el desarrollo humano. Podrán incluso explicitar que en esa relación, nuestra cultura era la única existente y el quí de la cuestión era aculturizar con estos paradigmas a la extensión del mundo.

Pero hay una sutil diferencia: la diferencia.

La violencia dictatorial, enfática para solventar herramientas al sistema neoliberal, sólo en el germen se parece a la violencia patriarcal, enfática para solventar herramientas al sistema liberal.

Razones parecidas, métodos similares, instancias contrarias.

La perspectiva varía y en esto hay algo personal, pues voy dando cuenta de las transformaciones no deseadas.

La razón se erigió en la superioridad y lejos de arrogarse un lugar privilegiado, tomó las riendas del asunto y se dispuso a distribuir sus argumentos de buena conducta que debían llevar a las sociedades al desarrollo permanente. Esta era mi idea. Por eso, quienes lejos estaban de este climax razonado, lejos iban a quedar de progresar. La aculturación se hacía necesaria.

Una relación “nosotros-otros” en permanente ida y vuelta. Nosotros, bien. Otros, mal. Regla de tres simples.

A pesar de las críticas de Chantal Mouffe.

“Un rasgo central del pensamiento liberal es la creencia racionalista en la posibilidad de un consenso universal basado en la razón. No hay duda entonces de que lo político constituye su punto ciego. Lo político no puede ser comprendido por el racionalismo liberal, por la sencilla razón de que todo racionalismo consistente necesita negar la irreductibilidad del antagonismo. El liberalismo debe negar el antagonismo, ya que al destacar el momento ineludible de la decisión (en el sentido profundo de tener que decidir en un terreno indecidible) lo que el antagonismo revela es el límite mismo de todo consenso racional” .

Cierto y no tanto. Lejos estoy de creer que el liberalismo no entiende el don político. El envión de la razón tenía en su haber un magma capaz de encender a los Sujetos en pos de la civilización. No se encontraban fronteras, es verdad. La idea era expandir esa civilización gobernada por la razón.

Ya lo habían intentado desde otra perspectiva, a modo de evangelización, cuando Colón y compañía llegaron a América y la religión se tornó en fundamento, causa y efecto de una conquista, donde el Nosotros sobrepasaba al Otro.

Tzvetan Todorov lo sintetiza aludiendo a la conquista de Hernán Cortés sobre los Aztecas:

“En los hechos, la conquista religiosa consiste a menudo en quitar ciertas imágenes de un sitio sagrado y poner otras en su lugar, al tiempo que se preservan. Esto es esencial para los lugares de culto, donde se queman frente a ellos las mismas hierbas aromáticas. Cuenta Cortés: “Los más principales de estos ídolos, y en quien ellos más fe y creencia tenían, derroqué de sus sillas y los hice echar por las escaleras abajo, e hice limpiar aquellas capillas donde los tenían, porque todas estaban llenas de sangre que sacrificaban y puse en ellas imágenes de Nuestra Señora y de otros Santos” .

Tengo una idea que circula por mi cabeza pero entiendo que es el principio de la extinción de todo este pensamiento.

Sin un “otro”, no hay un “nosotros”. Prisma Saussereano, donde la diferencia está en la negatividad y ser lo que no es el de al lado, la civilización occidental de la razón no existiría sin una barbarie a cuestas, a donde apuntar. Paradojas, considero que desaparecida esa otredad, desaparecería el nosotros mismo.

Germen cancerígeno que busca la muerte, sabiendo que si mata al cuerpo donde vive, muere él mismo, la civilización sabe que en la eliminación del otro está su propia muerte y por eso la permanente construcción de “otros” para mantener el status quo estabilizado. Hoy esa función la cumplen al pie de la letra los medios de comunicación. Por eso su discurso explícito en torno a un esquema establecido y las manipulaciones de sus relatos interiores para conformar lo que rodea al Sujeto.

Recurro nuevamente a Mouffe.

“El propósito liberal de aniquilar lo político está destinado al fracaso. Lo político nunca puede ser erradicado porque puede obtener su energía de las más diversas empresas humanas: toda antítesis religiosa, moral, económica, ética o de cualquier otra índole, adquiere un carácter político si es lo suficientemente fuerte como para agrupar eficazmente a los seres humanos en términos de amigo-enemigo” .

Amigo-enemigo. Aliado o adversario. Toda esta particular dicotomía siempre se evidencia en relación a una relación antagónica, como explicaría la misma autora. Esto es claro y acá sí estamos de acuerdo, por eso vuelvo a su palabra.

“El conflicto para ser aceptado como legítimo, debe adoptar una forma que no destruya la asociación política. Esto significa que debe existir algún tipo de vínculo común entre las partes en conflicto, de manera que no traten a sus oponentes como enemigos a ser erradicados, percibiendo sus demandas como ilegítimas” .

Me persigno y sigo. La razón fue perdiendo su lugar pero su envión continuó y hoy provocó este desbarajuste. Vio al otro y lo quiso absorber. Me declaro culpable. Pero el liberalismo que impuso y hoy se exacerba con la mano santificada de las multinacionales, aplican la violencia sobre un “otro” que lejos de querer ser erradicado, hace oídos sordos a sus demandas. Las toma como ilegítimas. Los medios las procesan, las tamizan y las hace propias. Y entonces la relación de nosotros-otros que antaño era trascendente, se vuelve intrascendente.

El poder hegemónico lo detentan unos pocos. Lo amasan unos cuantos y lo padecen millones más. Esta relación siempre fue así, pero fue variando su metodología. Hoy los medios, tiene un papel central y por eso son tan sustanciales para la conformación del sujeto posmoderno.

Ya que hablamos de “hegemonía”, vale el aporte de Antonio Gramsci.

Según su concepto, el poder de las clases dominantes sobre las demás, sobretodo en el capistalismo, no está dado simplemente por el control de los aparatos represivos del Estado (aquí hablamos más arriba sobre las dictaduras), pues si así lo fuera dicho poder sería relativamente fácil de derrocar. Dicho poder está dado fundamentalmente por la “hegemonía cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las sometidas, a través del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación” . A través de ellos, “las clases dominantes educan a los dominados para que parezca algo natural y convincente, inhibiendo a su potencial revolucionario” .

Así, por ejemplo, en nombre de la "nación" o de la "patria", las clases dominantes generan en el pueblo el sentimiento de identidad con aquellas, de unión sagrada con los explotadores, en contra de un enemigo exterior y en favor de un supuesto "destino nacional". Se conforma así un "bloque hegemónico" que amalgama a todas las clases sociales en torno a un proyecto.

Así fue con la razón ilustrada de los siglos pasados. Esa es la estructura, la armazón y el sentido arquitectónico que impulso el cambio de una era a la otra y permitió que la razón se erigiera como un nuevo Dios.

Fui variando mi idea, pues soy humano. Ni soy el completo racionalista que es Rene Descartes. Ni soy el absoluto empirista que es David Hume. El término medio me cabe a la perfección. Sé que debo pensar, pero existo en este mundo y debo analizar lo que ocurre para saber lo que ocurre.

Y hoy ocurre que la hegemonía del tiempo razonado se desfasó y la irracionalidad empolló sus huevos en la estructura que vi nacer y teoricé. Por eso que el germen de su destrucción está en su nacimiento. Y la aniquilación la encamina en su desarrollo. La autodestrucción es evidente.

Veo con otros ojos lo que ocurre. La relación “nosotros-otros” debe mermar en su búsqueda de desaparición, sino dejará de existir. Hay una razón para que la razón siga viviendo.

Y vuelven a aparecer los medios en el camino. Con la violencia completa no se resuelve nada. Hoy la hegemonía si funciona para que el neoliberalismo se aliste como estandarte, debe recurrir a los medios. El discurso se envalentona para dar paso al status quo sintético.

En palabras de Ernesto Laclau:

“El único horizonte totalizador posible está dado por una parcialidad (la fuerza hegemónica) que asume la representación de una totalidad mítica. En términos lacanianos: un objeto es elevado a la dignidad de la cosa. En ese sentido, el objeto de la investidura hegemónica no constituye un segundón respecto de la cosa real, que sería una sociedad totalmente reconciliada (la cual como totalidad sistémica, no requeriría ni investidura ni hegemonía). Es simplemente el nombre que recibe la plenitud dentro de un determinado horizonte histórico, que como objeto parcial de una investidura hegemónica es el punto de partida de adhesiones profundas” .

Quien se posiciona en el poder, lo detenta. Quien tiene el poder lo maneja. Quien utiliza el poder lo manifiesta, y los medios son un medio, pues la hegemonía de su discurso asoman como la armadura que encorseta a la realidad en la cual viven los sujetos.

Los intereses particulares se hacen sociales. Las ganancias sociales se hacen particulares y la hegemonía que detenta sus lazos con el poder, pueden hacer y deshacer mientras logren detentarlo. El discurso que roza la sociedad está sondeando todo y el Sujeto debe estar atento para no ser manipulado.

Tan fortalecida de herramientas y argumentos es la palabra, que los discursos, por su construcción, generan temor en la falta de entendimiento.

Viajo a Bulgaria para tomar ideas de Todorov nuevamente, pero esta vez no para hablar sobre Cortés, sino de Moctezuma.

“Durante la primera fase de la conquista, cuando los españoles todavía están cerca de la costa, el principal mensaje que envía Moctezuma es que no quiere que haya intercambio de mensajes. No está simplemente asustado por el contenido de los relatos, sino que se muestra incapaz de comunicar. Esta parálisis simboliza ya la derrota, puesto que el soberano azteca es ante todo un amo de la palabra –acto social por excelencia- y que la renuncia al lenguaje es la confesión de un fracaso. En Moctezuma se asocian en forma totalmente coherente este miedo a la información recibida y el miedo a la información solicitada” .

En la América conquistada o en la Europa racionalista. En el África postcolonial o el Asia del imperio victoriano. O en este mundo globalizado, la información es necesaria y la comunicación vital. Las ideas son prioritarias y las maneras de hacerlas saber son clave. La relación nosotros-otros, siempre está presente y vuelvo a repetir que en la desaparición de la dicotomía está el germen de la destrucción de cada uno de sus componentes. Por eso los firmes lazos que se asocian para que eso no ocurra y el status quo se mantenga.

Para esto, la simbolización y abstracción conceptual de la realidad es básica, como hizo Cortés en la conquista. La identidad es fundamental y su representación está argumentada por los discursos.

Así como se expresó lo de Nación y Patria para solventar un sentimiento de identidad, esto interactúa desde el poder hegemónico con la construcción paso a paso de “significantes vacios”, según explicaría el mismo Laclau.

Las demandas heterogéneas se abroquelan en una unidad que debería tener una coherencia. Y eso se anida a partir de la preponderancia de un sector que se erige en hegemónico e instaura su necesidad como total componente de la totalidad social. Distribuye significantes que va variando y las hace universales para arremeter con el status quo. Aquí, los medios otra vez en escena.

El autor lo explicaría así:

“La identidad popular se vuelve cada vez más plena desde el punto de vista extensivo, ya que representa una cadena siempre mayor de demandas; pero se vuelve intensivamente más pobre, porque debe despojarse de contenidos particulares a fin de abarcar demandas sociales que son totalmente heterogéneas entre sí. Esto es: una identidad popular funciona como un significante tendientemente vacío” .

Y ese vacío se llena de valor con la entronización de valores por parte de una hegemonía que toma su lugar particular como universal. Así ocurre en cada tiempo y espacio. Cada visión política y cultural se entrelaza en la sociedad por momentos anteriores que sucumben desde el interior de la historia. Procesos que permiten modificar el curso de lo que ocurrirá después.

Así como la América conquistada fue fundamental para la Europa racionalista. Y Este viejo continente para el África postcolonial. Y todo esto para el mundo globalizado actual. Paso a paso se van construyendo secuencias que por su vacío se van complementando en significaciones que se arrogan el poder, se entablan como mandamases y se instauran como poder hegemónico.

Todos con métodos distintos. Método que hoy lejos de la violencia física a modo de shock, se evidencia como violencia simbólica desde el discurso, donde los medios son la ley y la relación nosotros-otros permanece en vilo.

Relación que cada Sujeto debe tener en cuenta como activo para no ser manipulado como tal.

Sentencia de que todo va cambiando de un lugar a otro. De una palabra a la otra. De una idea a la otra. Y de una teoría a la otra.

Tengo razones para cambiar mi postura original.

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