domingo, 27 de diciembre de 2009

Muerte al gordo burgués

“Si un tipo gordo; barbudo y vestido de rojo entra a tu casa y te mete dentro de su enorme bolsa de regalos; no te preocupes; Papá Noel sabe perfectamente qué le pedí en esta navidad”. Ese mensaje mágico fue el que recibí exactamente a las 23:00 del 24 de diciembre pasado de parte de un número anónimo a mi celular. Yo, entre la duda que me carcomía para develar el remitente de ese desconocido y la desazón de saber que si Santa Claus llegaba, no iba a ser precisamente para regalarme el Chevrolet 400 con doble motor incorporado y válvulas H2 “Jay definition”, (envidia sana de Vin Disel); sino para raptarme de un sopetón y marcar tendencia en el aluvión de inseguridad; no sabía qué pensar…

Por suerte, nada de eso ocurrió, aunque les quiero develar algo que llegó a mi celular en los últimos días y que definitivamente no me caben dudas de que así ocurrirá.

“Si un tipo con facciones novedosamente extravagantes; labios extremadamente antihumanos; pómulos desorbitantes y una billetera con aroma a chocolate entra a tu casa, no te preocupes; mirá bien lo que te trajo Papá Noel”.

Quiero poner en evidencia lo desconcertado que me encontró tamaña obra del destino tecnológico que imponen los mensajes de texto. Intervinieron mi celular. No me quedó más remedio que ponerle un “Bueno” certero y contundente, en el estilo que tan mentado tiene en su haber mi vieja.

Pero pretendo descubrir qué hay detrás de todo esto. ¿Cuál es la razón determinante que impulsó a que recibiera ese simple SMS y arrollara instintivamente mis ilusiones de ver a Santa Claus en vivo y en directo?

Cual curioso empedernido en busca de la neta verdad oculta; me lancé hacia la historia con una minuciosidad detalla y aquí voy a pasar revista de mis conclusiones previas para que ustedes evalúen qué hacer en torno al tema.

El meollo de la cuestión está centrado en un acontecimiento profundamente triste para todos. Papá Noel fue secuestrado sin dejar rastros aparentes. Los datos que recopiló la Policía Federal transcriben una historia plagada de ramificaciones denigrantes, donde la droga, el tráfico ilegal de armas y las campañas políticas sucias están entre los ítems a analizar.

Según los rastrillajes realizados en las horas previas a esta navidad, un jefe de alto rango en la Policía bonaerense siguió las pistas de dónde pudo haber sido el nefasto acontecimiento en el que San Nicolás fue raptado. Es difícil decirlo de forma clara y concisa, pero el trineo que tantas veces se vio en la televisión de la mano de los renos que trajinaban la camiseta de un lugar a otro del mundo, se estancó en plena ruta. Lo paradójico es que fue vía Pergamino, donde Santa, según datos preliminares, debía pasar hace dos semanas para corroborar el estado de algunos juguetes en mal estado que llegaron desde Asia. En pleno matorral, el trineo no lograba divisarse con total nitidez, pero la Policía armó un gran operativo y luego de encontrarlo lo llevó para hacerle peritajes en un taller de la zona. ¿Dónde está Santa Claus? Su transporte está. Los regalos estaban. Sin señales de Rodolfo y compañía, los mensajes como el que me llegó hace unos días comenzaron a multiplicarse.

Con el solo objetivo de descular esta trama secreta, me desvivo para darle cause a tamaña causa internacional. ¡Papá Noel fue secuestrado! Lo repito a viva voz.

Gente idónea actúa en el caso. Como fiel creyente de la Justicia, aporté mi ayuda y testifiqué lo necesario para develar el misterio. Según parece, una organización clandestina hizo las veces de apoyo logístico y material para contrarrestar en esta oportunidad la vuelta al mundo de Santa. Ayer nomás, en pleno prime time, América TV puso en pantalla a una serie de personajes encapuchados con la leyenda: “Muerte al gordo burgués”. Cuando lo vi, me costó encontrarle un hilo conductor a toda esta tramoya. Es que la divinidad de los medios de comunicación nunca se quitan de su línea. Performateado hasta las últimas consecuencias, uno ya no tiene idea para dónde direccionar sus ideales y escucha lo que escucha.

Mi abuela repite hasta el hartazgo que “en este país no se puede vivir”; sostiene que la inseguridad nos “está consumiendo a todos” y pontificó un paredón elemental donde arremeter contra esas unidades de delincuencia que nos hacen la vida imposible. “!Estos encapuchados de mierda me vienen a joder la navidad!”, sentenció antes de apagar la televisión.

Pluralidad de voces en sintonía; prendí ante el silencio, la radio. El dial cayó donde ya estaba determinado desde la mañana anterior. Radio 10 es el mandamás de mi información ahora y el “Baby” Etchechopar hace un monólogo de las ventajas y desventajas del secuestro del hombre de rojo.

“Es fascinante esta historia. Si Papá Noel fue secuestrado o no, eso lo determinará la Justicia, pero nosotros tenemos que dar nuestro parecer y sinceramente creo que esto es obra y gracia de Hugo Chávez”, escupió al aire el “Baby” de la gente.

¿Venezuela detrás de todo esto? El Grinch caribeño, según dicen. “Expropiando los juguetes y repartiéndolos con su mano invisible; el Hugo hace de las suyas”, aportó al instante C5N, cuando logré prender el televisor que con tanto odio había apagado mi abuela.

Ese odio la consumió y obró en consecuencia. No paró hasta conseguir algo, y ahora como quien no quiere la cosa se encuentra frente a la embajada de Venezuela, acampando con sus nietos y otras 100 mil personas que detestan lo que está ocurriendo. Ya llevan más de 36 horas. Hoy mismo le alcancé, en vísperas de la navidad, un pan dulce para que reparta entre todos los muchachos que la acompañan en esta cruzada anti chavista y en Pro del señor de colorado (el barbudo, no vaya a confundir).

Yo ya no entiendo nada. Intento concatenar los datos y Santa no aparece por ningún lado. Le dejé mi carta bajo el árbol de navidad que diseñé y espero con ansias que aparezca.

Les voy a comentar cuál fue mi pedido, quizás si no está San Nicolás, alguien se apiade y me conceda un regalo por el estilo. Pasajes a Sudáfrica para ver el Mundial de fútbol. Es simple. Es claro. Por las dudas ya tengo planeado un par de tratativas que me concedan el honor de estar en el continente negro.

Una posibilidad es entrar de lleno en la comitiva de Gobierno. Tal vez allí tenga un lugar privilegiado. Casi llego a ver la definición entre Uruguay y Argentina hace unos meses, pero contactos más avanzados de otros tipos, me ganaron de mano. Quedé caduco en la lista antes de tiempo. Mi candidatura fue testimonial, de buenas a primeras. No me convence mucho.

Otra posibilidad es salir hoy mismo en barco, hacinado, apretado hasta los dientes; con miedos irrepetibles y una aventura por descubrir lo que se siente. Los muchachos que me recibirían tienen una larga experiencia en este sentido; quizás los contacte por Internet previamente y les pida un par de consejos al vérmelas con tantas desventuras por presenciar. Tampoco me convence mucho.
Por último se me ocurrió quedarme tranquilo en casa. Sentarme en el sillón más cómodo de la sala y ponderar los resultados de nuestra Selección a través de la televisión. Total, el fútbol es para todos.

Pero volvamos al tema original y no nos desviemos por la tangente. Papá Noel no aparece. Chávez es el principal sospechoso. Los medios me lo repiten a cada rato. Una y otra vez…

La Iglesia, por su lado, pone sobre el tapete su postura significante: “Pontificamos en la más grata de las bondades por la paz y el amor eterno que se intensifican a cada paso que brinda hacia adelante esta honorable humanidad que se ha dado el gusto de vivenciar hechos totalmente profundos; y hoy ante la maratón de acontecimientos superfluos y entre el magma de las banalidades, busca de forma denodada a quien le prendió una luz de esperanza al nacimiento del niño Jesús y usufructuó con regalos a cada uno de las personas de este entrañable planeta”. El lio de palabras mareó al editor del diario dominical de la mismísima Santa Sede.

No sé cuál será el destino de este abominable suceso. Tengo miedo de no recibir mi regalo. Tengo terror de pensar en un desenlace fatal para Santa Claus. El gordo burgués está en riesgo.

Hoy a las 00:00 levantemos las copas y pidamos un único deseo: Que aparezca Papa Noel y nos brinde alegría ante un próspero año nuevo…

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